¡Ah! La lluvia saca ese lado hidrofobico que muchos llevan dentro, los paraguas le dan la espalda al cielo retando a dios y el loco de la plaza es feliz... Hasta que pare la lluvia y los paraguas se vuelvan sombrillas.
Las parejas vuelven a ocupar la plaza, los viejos alimentan a las palomas y los niños juegan en los charcos... Hasta que vuelva a llover y el loco de la plaza vuelva a ser feliz.
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